Los Jefes Militares ordenaron su tortura por ser indígena cuando combatía en Malvinas FUE VÍCTIMA DEL TERRORISMO DE ESTADO, FALLECIÓ ANTES DE CONOCER LA CONDENA A SUS TORTURADORES

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La Fundación Soberanía y Memoria informó el fallecimiento de Rubén Asencio, veterano de guerra de Malvinas, además de pertenecer a la comunidad aborigen moqoit.

‘Con mucho dolor informamos el fallecimiento del ex soldado combatiente en Malvinas, Rubén Asencio. 39 años esperando que se hiciera justicia, que a él nunca llegó. Tuvimos el privilegio de contar con tu amistad y confianza. Extrañaremos tus pausas, tus silencios y tus miradas‘, informó la organización en redes sociales.

‘A pocos días del 2 de abril, perdimos a un amigo y un hermano. El Chaco sabrá inmortalizar su nombre en calles, plazas y escuelas. Lamentablemente los vericuetos legales (…) impidieron que recibieras el liberador acto de justicia que siempre esperaste. En tu nombre seguiremos bregando por verdad, justicia, memoria y soberanía, acompañando al resto de tus compañeros del RI4, RI12 y del RI5 que pasaron situaciones similares a la tuya. Rubén Asencio, honor y gloria‘, amplían.

Asimismo, señalaron que Asencio pedía que siempre recuerden lo que pasó: ‘Lo estaquearon en Malvinas por ser indio, para ellos mi vida no valía nada. Decir la verdad no me puede ofender, soy argentino y fui a defender mi país, nunca dudé de que esto fuera así‘, les había dicho.

En este marco, desde la oenegé dieron detalles de la vida de Rubén, quien fue ‘ex soldado combatiente del RI4. El monte Dos Hermanas fue su ’hogar en Malvinas’ durante abril, mayo y junio de 1982. Hijo de la tierra chaqueña de la etnia moqoit, el español era su segunda lengua. En 1982 no sabía leer ni escribir en español. En Malvinas sufrió una rigurosidad extrema por el solo hecho de ser indio. Rubén siempre nos pidió que lo relatáramos así para que todos los entiendan. Fue atado de pies y manos sobre una roca filosa, abrigado solo con un pantalón y una remera de algodón ante el frío y la llovizna. Allí los minutos se hacían horas‘.

Denunció malos tratos y torturas en Malvinas desde 2007. Fue en septiembre de 2015 que pidió nuestra intervención, ya que desde 2007 lo habían olvidado. De grande pudo cumplir el sueño de ir a la escuela para aprender a leer, escribir y a ampliar su horizonte de palabras para poder con su historia‘, indicaron en el mensaje.

‘Sin proponérselo, forjamos una leal amistad (con los miembros de la fundación). Lo acompañamos toda vez que la justicia requirió de su testimonio. Compartimos asados, picadas y anécdotas de los días de Malvinas y de la vida. Sus largos silencios rematados con una salida ocurrente eras esperados por todos los que disfrutamos de su compañerismo, compromiso y argentinidad‘, concluyeron desde la Fundación.

Rubén Asencio vivía en Villa Berthet, falleció el último viernes sin conocer la justicia por la tortura que sufrió en Malvinas.

EL ACOMPAÑAMIENTO DE LAS COMUNIDADES ORIGINARIAS AL COMBATIENTE QOM

La Fundación Napalpí el 19 de marzo, comunicó respecto de la muerte de Asencio: «En el día de hoy, con mucho dolor y tristeza, participamos del fallecimiento de Rubén Asencio. Fue excombatiente de la guerra por las Islas Malvinas.
Su testimonio y su legado nos alientan a seguir en la lucha por nuestra soberanía en las Islas.


Asencio fue uno, de los tantos excombatientes, que sufrieron torturas por sus superiores en la guerra del ´82 , por lo que se inició causa en el Juzgado Federal de Río Grande – Tierra del Fuego – en la cual declaró para dar claridad a los hechos que allí ocurrieron. Saludamos a su familia«

CAUSA POR TORTURAS

El 20 de mayo del año pasado, Eugenio Leiva otro de los veteranos qom que denunció torturas durante la guerra, también murió en la ciudad de Resistencia aunque de covid-19. Vivía en la localidad de Fontana y tenía 56 años.

Junto a Oscar Torres, José Félix Díaz, José Yanevich, Carlos Raymundo Rodas, Orlando Frías   José, Alfredo Sánchez, Horacio Gallardo, Jorge Diez, Rubén Asencio, y José Rubén Suárez; denunciaron en 2007 haber sufrido torturas y tratos degradantes consistentes en “estaqueamientos y enterramientos en condiciones meteorológicas de frío extremo, inmersión en el agua del mar, privación de alimentos como práctica de disciplina o control de tropa, golpes de puño o con el armamento”. Y muchas veces estas prácticas violentas se producían bajo el ataque del enemigo (bombardeo naval o aéreo).

Con la activa participación del entonces subsecretario de Derechos Humanos de Corrientes, Pablo Vasell, la mencionada causa sufrió retrasos por la propia burocracia judicial, o por la intervención de los abogados defensores que plantearon irreductiblemente la prescripción de las acciones denunciadas. Incluso la Suprema Corte de Justicia de la Nación se expidió con un comunicado que no podía expedirse al respecto por no haber un hecho juzgado o fallo judicial.

A fin del 2015, cuando merced a la intervención de Miguel Ávila y Héctor Ortega, un grupo de Veteranos de Guerra volvieron a presentar las denuncias ante el Juzgado Federal de la ciudad de Resistencia. Los fiscales federales Sabadini y Vigay tomaron conocimiento de las presentaciones y decidieron remitir al Tribunal Federal de Río Grande por corresponder a esa Jurisdicción la territorialidad de los hechos sucedidos, el detalle significativo que el expediente fue elevado bajo la carátula “Crímenes de Lesa Humanidad”, lo que claramente contribuyó a reimpulsar la causa por determinar la imprescriptibilidad de los hechos.

Los testimonios de una infamia contra los Pueblos Originarios

En el libro “Los Qom de Chaco en la guerra de Malvinas”, del mencionado historiador Juan Chico, Leiva relató que “un día nos subieron a un avión y cuando bajamos estábamos en un territorio muy frío. Al llegar a las islas nos dicen que estábamos en guerra.

Nosotros reímos, pensábamos que se trataba de una broma. Durante los meses en Malvinas fuimos víctimas de torturas y vejaciones por parte de nuestros superiores. Pasamos días sin comer porque nuestras provistas se las quedaban los oficiales.

Si alguno era descubierto buscando comida, nos estaqueaban. Llegamos a estar una semana sin comer. Cuando terminó la guerra y volvimos, formamos una organización de ex combatientes.

Con el tiempo empezamos a ver que la ayuda del Estado no llegaba para quienes éramos indígenas. Para luchas contra esta discriminación en 2012 formamos una organización de ex combatientes indígenas”.


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