¿Hasta cuándo vamos a soportar esta política de la crueldad?
Walter Córdoba referente de Somos Barrios de Pie Capital, analiza este grave hecho registrado en la ciudad más cara del país, la que recibe todos los recursos crediticios, financieros y estructurales de Argentina. Escribe Córdoba: «Docentes y directivos de la escuela Nº 11 D.E. 5 “República de Haití”, ubicada en la 21-24, zona Barracas, emitieron un comunicado donde informaron sobre la muerte de una estudiante de 11 años que presentaba un cuadro de desnutrición y extrema vulnerabilidad y denunciaron “el vaciamiento de todos los organismos del Estado que durante todos estos años deberían haber actuado en tiempo y forma para garantizar la salud, el cuidado y la integridad de esta niña y su familia, así como la de tantos otres estudiantes que se encuentran atravesando situaciones similares en las escuelas públicas del sur de la Ciudad de Buenos Aires”.
En los medios de comunicación, Horacio Rodríguez Larreta y Soledad Acuña, hablan sobre los días de clases que se perdieron durante la pandemia y sobre el bajo rendimiento escolar. Se jactan de sus eficientes sistemas para el control del ausentismo en las escuelas.
Los escuchamos culpar a las familias más pobres de todos los males y decirles que, “si no cumplen con el 85% de asistencias, les quitaremos la Ciudadanía Porteña”.
Pretenden quitar, o más bien extorsionar, a la población más vulnerable con la única ayuda social que queda en pie en la Ciudad más rica del país.
¿No sería más sensato buscar trabajar sobre las causas del ausentismo escolar, y sobre la multiplicidad de los factores que intervienen, en lugar de agravar la situación quitándoles el dinero con el que cuentan para comprar los alimentos de toda la familia?
¿Será que cuestiones tan básicas como el derecho a la vida, la salud y la educación de las infancias no entran en sus planillas de Excel? se pregunta el dirigente de Somos Barrios de Pie.
Nos duele profundamente el deterioro en la alimentación y las condiciones de vida de los pibes y pibas que viven al sur de la Ciudad. En las escuelas públicas, el acceso a la beca no es automático.
Las familias tienen que poder inscribirse por internet todos los años, o bien, contar con varias horas para poder hacer una fila enorme frente a la salita del barrio. Es por ello que no todas las familias logran completar el trámite. Esa beca escolar es una vianda que resulta muy insuficiente.
Los bolsones de comida que se entregaban hasta el año pasado, quedaron en el pasado.
En la actualidad, se entrega todos los días lo mismo, un sándwich de pan y queso, porque le quitaron la feta de jamón, y de postre, una fruta o un alfajor. La merienda, no existe más. El yogurt que solían entregar los viernes, también lo quitaron y lo reemplazaron por medio vaso de leche con dos galletitas.
En estos mismos barrios, las organizaciones sociales seguimos sosteniendo los comedores comunitarios y las redes de apoyo, hacemos magia para estirar los recursos, y la semana que nos sobran dos o tres pollos, sacamos una olla a la calle y la llevamos a las zonas donde sabemos que más hace falta. Sin embargo, todos los días, todas las semanas, en las escuelas se come lo mismo.
Ese es el cuidado que el gobierno porteño le brinda a los niños y niñas que provienen de los sectores más vulnerables.
Y después nos hablan de rendimiento escolar. Con hambre no se puede estudiar concluye el análisis, Walter Córdoba.