DAVOS: ASEGURAN QUE EL PRESIDENTE USÓ DATOS FALSOS EN SU EXPOSICIÓN Con un informe pormenorizado, el CEPA desmiente lo manifestado por MILEI.-

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El presidente en su discurso en Davos sostuvo afirmaciones FALSAS que nos obligan a
precisar los procesos históricos de la historia argentina, por un lado, y los problemas de
su marco teórico anti-Estado, por otro

1. Problemas con los datos de la medición del PBI: la fantasía de tener datos del “año 0”
Milei hizo referencia y sacó conclusiones en base a estadísticas del PBI per cápita y crecimiento mundial entre el año 0 (inexistente en el calendario gregoriano) y el 1800.

Cita textual del Presidente: “A LO LARGO DE TODO EL PERIODO ENTRE EL AÑO CERO Y EL AÑO 1800 EL PBI PER CAPITA A NIVEL GLOBAL SE MANTUVO ESTANCADO (…) DURANTE TODO EL PERIODO COMPRENDIDO ENTRE EL AÑO CERO Y EL 1800 LA TASA DE CRECIMIENTO DEL PBI PER CAPITA SE MANTUVO ESTABLE EN 0,02%. ES DECIR, PRÁCTICAMENTE SIN CRECIMIENTO.”

Sin embargo, los especialistas en Cuentas Nacionales coinciden en afirmar que los datos cuantitativos disponibles hasta la Segunda Guerra Mundial fueron realizados por un conjunto reducido de países (Gran Bretaña, 1696; Francia, 1697; Rusia, 1794; Estados Unidos, 1843; Austria, 1861; Australia, 1886; Países Bajos, 1910; Italia, 1911 y España, 1917), utilizando criterios metodológicos diversos básicamente orientados a la recaudación tributaria, y “consistieron en estudios parciales relacionados con índices de niveles de precios, de la actividad productiva y
del empleo; y en índices de las tendencias de la actividad financiera” (ver al especialista argentino en cuentas nacionales, Propatto, J.C.: “El Sistema de Cuentas Nacionales”, 2004).

Recién con el marco teórico y conceptual de la teoría macroeconómica – a partir de la formulación del enfoque keynesiano-,se da inicio al análisis sistemático y pautado, que permitió la fijación de criterios que uniformaron los avances estadísticos de los países en forma individual y dieron respuesta a los requerimientos de las nuevas realidades económicas y sociales vigentes
(empresas nacionales o multinacionales, mano de obra organizadas, instituciones empresarias organizadas, Estado regulador, incremento del comerciointernacional).

En el siglo XX, recién con las directrices de los Organismos Internacionales se logra, por primera vez en la historia, la comparabilidad internacional entre los PBI de cada país (1928, Liga de las Naciones hoy Naciones Unidas); luego se realizan las primeras publicaciones del ingreso nacional (1939, Liga de las Naciones) y años más tarde se consolidan las primeras mediciones comparables de la renta nacional y la construcción de las cuentas nacionales de un conjunto más amplio de países (1947, Sociedad de las Naciones).

A nivel nacional, en Argentina, se registró un desarrollo de cuentas nacionales acorde con los requerimientos internacionales desde los primeros estudios oficiales publicados en 1946 y 1955, actualizado y ampliado en la década del ’60. Hasta ese momento, solo el economista Alejandro Bunge (1917) había hecho una estimación del “Ingreso y la Riqueza en Argentina” que abarca el
período 1870-1917.

Por lo tanto, las estimaciones del PBI per cápita realizadas por distintas consultoras para tiempos históricos tan lejanos, son de dudosa veracidad dada la escasez de registros estadísticos generados por los propios países. Por poner un ejemplo, las estadísticas históricas de Maddison comúnmente utilizadas por los economistas, parten de los niveles del PBI en 1990 como año base, se expresan en dólares y luego se extrapolan o proyectan con las tasas de crecimiento de las series nacionales de PIB per cápita, considerando las cifras “oficiales” si existe dicha información y sino, con estimaciones históricas para cubrir períodos más remotos.

Suponiendo que existe la fuente, este método tiene desventajas y limitaciones, en especial, el uso del año 1990 como único benchmark o referencia para series históricas tan largas genera distorsiones en la medida que nos alejamos del presente. En efecto, el cálculo no incorpora cambios en la estructura económica, las pautas de consumo y/o en los precios relativos.1
.
A su vez, los datos disponibles en la mencionada base de Maddison presentan algunas curiosidades:

• Hay mil años de historia (entre el año 1 y el 1000) que tienen una muy vaga estimación (por la ausencia total de fuentes estadísticas) en gran parte del planeta, es decir, tres continentes: América Latina, Asia, África.
• Hay 16 siglos (año 1 a 1600) donde cuatro países desarrollados de Occidente (Australia, Canadá, Nueva Zelanda, EEUU) tienen el mismo valor.
• En ese mismo periodo (16 siglos, del año 1 al 1600), la única variación real de aumento del PBI es la de Europa.
• Resulta poco serio que el presidente afirme tan taxativamente que hay PBI constante en 18 SIGLOS teniendo: 1) tanta escasez de datos, 2) haciendo promedios globales y 3) con tanta heterogeneidad entre regiones y continentes del planeta.
• El salto en el crecimiento económico desde el 1800 tiene que ver con la revolución industrial, que significó un cambio en el modo de producción, por el pasaje de la Edad Media al Capitalismo.
• Frente a este escenario ¿cuál es el sentido del planteo de Milei si lo único que se comprueba es que la revolución industrial permitió un salto exponencial de la producción y valor agregado a nivel global? A pesar que le duela al presidente, lo dijo hasta Karl Marx en El Manifiesto Comunista,
adjudicándole un carácter revolucionario a la burguesía por su ruptura con el modo de producción anterior.

Lo cierto es que, más allá de los debates estadísticos, Milei se concentra en discutir datos de crecimiento cuando la problemática del capitalismo actual es la desigualdad y concentración de la riqueza. ¿Milei habrá leído al Premio Nobel en economía Kusnetz? Kusnetz ya había dicho que no todo era el PBI. Simon Kusnetz publicó la obra “Ingreso nacional y su composición” de 1941, y ganó un premio Nobel por esta contribución, pero justamente fue él quien advirtió el riesgo de sólo mirar el PBI per cápita como única manera de medir el bienestar.

2. Lo que Milei no dice: crecimiento con pies de barro en la Argentina del siglo XIX. La gran expansión agraria en nuestro país se ubica en la segunda mitad del siglo XIX. Pero los cimientos fueron débiles. ¿Fue la Argentina realmente rica? Se preguntan Pablo Schiaffino y Joaquín Ladeuix. Las conclusiones son curiosas:

LA TIERRA COMO ÚNICA BASE. Argentina sólo tenía un amplio territorio fértil que posibilitaba dicho desarrollo. De hecho, Alberdi reconoce que de los tres agentes o fuerzas de producción: tierra, capital y trabajo, Argentina sólo poseía la primera.

CRECIMIENTO POCO SOSTENIBLE. Argentina se enriqueció rápidamente por la expansión de la frontera productiva y por incorporar de un gran número de tierras al sector exportador, con gran inversión de ferrocarril mediante. Este crecimiento tan rápido es por la relación tierra/trabajo tan desigual en contra del segundo. Por ende, el veloz crecimiento poblacional posterior, que fue más rápido que el de Estados Unidos, Canadá y Australia, diluyó la abundancia de tierras, que era
la principal ventaja comparativa.

LA INSERCIÓN FUE PRIMARIZADA (Y ELLO SE PAGÓ CARO MÁS TARDE). En Europa, mientras tanto, debido a la Revolución Industrial iniciada en Gran Bretaña, se generó un aumento de la demanda de alimentos. La máquina a vapor aceleró el comercio a través de los viajes de ultramar y los ferrocarriles y la aparición de la “industria del frío” posibilitaron la exportación de carne congelada a Europa. Argentina sostuvo su relación cuasi colonial con Inglaterra en términos
económicos.

DÉBIL NIVEL EDUCATIVO. El alto PBI de nuestro país no estaba acompañado por un alto grado de educación, algo fundamental para el desarrollo económico. Ya que si bien nuestra Constitución facilitó la inmigración (principalmente) europea y la población del territorio, lo fue con miras a fortalecer nuestra política agraria. En el año 1876 se sancionó la Ley de Inmigración n° 817 en un contexto donde muchos de los instrumentos de promoción de la inmigración ya estaban vigentes (por ejemplo, el cargo de “Inspector” de centros agrícolas había sido establecido 5 años antes).

Entre la Ley de inmigración y la sanción de la Ley de Educación Común (1.420, centrada en educación primaria) pasaron 8 años. La educación fue más lenta que la economía.

EXPORTACIÓN DE TRIGO SIN AGREGADO DE VALOR. La exportación de harina jamás adquirió la importancia de la del trigo: para 1893 la harina sólo alcanzaba el 5% de la del trigo (Scobie, James). Poco agregado de valor en el agro.

LEA AQUÍ EL INFORME COMPLETO

El discurso de Milei en Davos – Datos falsos (1)


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