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Reducir la pérdida y desperdicio de alimentos a la mitad: la meta

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Para cumplir con este objetivo de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU, desde la Secretaría de Agricultura de la Nación avanzan en un plan de acción que involucra a 50 PyMEs agroalimentarias, 30 municipios, 13 universidades y supermercados.

 Capacitaciones, talleres, guías de buenas prácticas, entre las acciones de mejora conjunta con buenos resultados y amplios beneficios. El próximo 29 de septiembre se conmemora el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos.

Un tercio de los alimentos que se producen en el mundo, se pierden. El 14% entre la cosecha y la distribución (FAO, 2019) y otro 17% se desperdicia en la distribución y entre los consumidores finales (PNUMA 2021). Para hacer frente a esta problemática, desde la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca del Ministerio de Economía de la Nación impulsan una serie de actividades que buscan mejorar los procesos y, así, reducir la pérdida y desperdicio de alimentos, cuya problemática se conmemora cada 29 de septiembre.

De acuerdo con Pablo Morón, a cargo de la Dirección Nacional de Alimentos de la Secretaría de Agricultura de la Nación, “reducir la pérdida y desperdicio de alimentos es un desafío global que, a su vez, tiene soluciones muy locales”. En esta línea, especificó que “desde 2015, promovemos -mediante el Plan Nacional de Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos (PNRPDA)- la implementación de estrategias integrales mediante programas y proyectos que doten de herramientas a diferentes tipos de actores que componen la sociedad”.

Así, asisten a 50 PyMEs agroalimentarias, 30 municipios, supermercados y 13 universidades con capacitaciones, talleres, guías de buenas prácticas, entre numerosas acciones de mejora conjunta con buenos resultados y amplios beneficios.

https://www.argentina.gob.ar/desarrollosocial/seguridad-y-soberania-alimentaria

En este sentido, Morón subrayó: “El involucramiento de las PyMEs agroalimentarias tiene un enorme potencial transformador hacia la economía circular y la gestión responsable de los alimentos. Con la revisión de los procesos de producción de alimentos se logran modelos más sostenibles”. Para esto, se brindó asesoramiento técnico individual, seguimiento y capacitación para identificar, cuantificar y analizar las pérdidas en la principal línea de producción. También, se acompañó en el diseño y puesta en marcha del plan estratégico y de la implementación de la “Guía para PyMEs Agroalimentarias Sostenibles”.

Además, se trabajó de manera conjunta con 30 municipios en la eficiencia de los distintos eslabones de las cadenas productivas instaladas en el territorio. “Se diseñaron programas especialmente pensado para municipios, donde confluyeron dos componentes: la capacitación técnica y el asesoramiento personalizado”, especificó Morón.

Para esto, se utilizó como modelo la Guía Integral para Municipios que contempla soluciones tecnológicas, financieras, normativas o de procesos que contribuyen desde la reducción, el recupero, el reciclado, o la disposición final de alimentos, en línea con los enfoques de economía circular.
“Aún en un universo de localidades muy heterogéneos, hubo numerosas similitudes en los sectores priorizados poniendo de manifiesto la importancia de éstos para el sistema alimentario y para la comunidad (por ejemplo: mercados y ferias) y algunas estrategias planteadas como puntos en común”, especificó Morón.

Otro de los eslabones clave en la gestión de reducción del desperdicio de alimentos es el comercio minorista –supermercados y comercios al menudeo-. Fruto de la articulación público-privado y con activa colaboración de reconocidas cadenas de supermercados, se logró un Tablero Operativo de Mermas y Sostenibilidad de Alimentos y Bebidas, una herramienta innovadora que permite medir y reportar datos de pérdidas y desperdicios de alimentos y bebidas.

“Se trata de una herramienta con proyección futura que visibiliza oportunidades de mejora en la búsqueda de medidas y soluciones concretas de mediano y largo plazo para reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial, tal como plantea la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, puntualizó Morón.

A su vez, explicó que “el tablero es una herramienta digital sumamente útil que permitirá identificar causas e implementar soluciones para principales mermas lideradas por las frutas, verduras, frescos y almacén. Una manera de evitar su desecho es la recuperación y donación”.

También se trabajó con 13 universidades de todo el país y se desarrolló una Guía con modelos de acción para la reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos. Entre los logros se destacan los festejos responsables que lograron desterrar el desperdicio innecesario de alimentos y reemplazarlos por cotillón. También se avanzó en las buenas prácticas en los comedores de las universidades que apunten a un máximo aprovechamiento de los alimentos que ofrecen.

La concientización del problema tiene su día

Cada 29 de septiembre se conmemora el “Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos”. Esta iniciativa se promovió desde la Argentina y otros países en la Asamblea de las Naciones Unidas (ONU) en 2019 y tiene como objetivo visibilizar la problemática y buscar soluciones.

Desde 2015, la Argentina cuenta con el Plan Nacional de Reducción de Pérdida y Desperdicio de Alimentos liderado por la SAGyP, y junto a la red nacional de miembros y aliados avanza en la implementación de la estrategia Valoremos los Alimentos 2030, y genera herramientas en territorio para fomentar y estimular sistemas agroalimentarios más sostenibles, inclusivos y resilientes.


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