De acuerdo a la pesquisa, el grupo está liderado por un hombre detenido en el Servicio Penitenciario Provincial por una condena vinculada a la comercialización de estupefacientes. El resto de los imputados fueron aprehendidos mientras trasladaban tres kilos de cocaína para su venta al menudeo.
El fiscal federal Cristian Rachid solicitó la indagatoria de seis personas acusadas de integrar una organización dedicada al narcotráfico en la provincia de San Luis. Según la investigación, el grupo está liderado por un hombre que se encuentra detenido en el Servicio Penitenciario Provincial por una condena previa también vinculada a la comercialización de estupefacientes.
La pesquisa comenzó en 2019 y permitió detectar una organización narco liderada por un recluso que cumplía pena en el Servicio Penitenciario de San Luis por hechos de narcotráfico, y con intervención extramuros de su círculo familiar. Por las tareas realizadas, se estimó que el grupo se dedicaba al transporte interjurisdiccional de estupefacientes desde de Mendoza y su introducción en San Luis, para su posterior distribución en la provincia, a través de la venta al menudeo.
En un operativo realizado el fin de semana en la localidad de Salinas del Bebedero se detuvo a cinco personas mientras intentaban trasladar de un automóvil a otro tres kilos de clorhidrato de cocaína, que fueron incautados junto con dos armas de fuego con municiones, considerable cantidad de dinero en efectivo, y los vehículos involucrados en el transporte. Además se realizaron allanamientos en tres domicilios de San Luis y en la institución penal que alojaba al presunto organizador del grupo.
«Dos cajas y media»
De acuerdo a Rachid, el imputado MS, en su calidad de líder del grupo, planeó el transporte de estupefaciente desde su lugar de alojamiento penitenciario, para lo que contó con la intervención extramuros de su pareja, RC, quien se contactó con proveedores y transportistas. Esta hipótesis quedó confirmada en el audio de una comunicación mantenida entre ambos a mediados de febrero, en la que MS hizo alusión a que habría un “movimiento de cuatro kilos”; unas semanas después, RC le confirmó que “llegarían dos cajas y media” a Salinas del Bebedero. Al día siguiente, se registró que la mujer mantuvo conversaciones con los demás detenidos para acordar la entrega de estupefaciente.
Para la fiscalía federal, la existencia de una organización dedicada a la provisión y transporte interjurisdiccional de estupefacientes para su posterior comercialización “queda claramente expuesta con la investigación que precedió al secuestro del cargamento ilícito, fundamentalmente de los resultados de las intervenciones telefónicas dispuestas en autos -el expediente- y tareas de campo en las que se estableció que el imputado MS tenía contactos dentro y fuera de la provincia de San Luis, que eran funcionales a la empresa criminal que organizó en miras al transporte interjurisdiccional ilícito de mención”.
En esa línea, de acuerdo a las tareas de campo y las pesquisas telefónicas, MS cumplió un rol de organizador, ya que distribuía roles y funciones entre sus integrantes, organizando la logística para el traslado de la mercadería prohibida y los cobros de la misma, y asignando dichas tareas a diversos integrantes de aquel grupo. Ello evidenciaría su rol de mando sobre el resto de los partícipes.
Para el fiscal, la distribución de tareas «habría sido supervisada y cumplida con la intervención de otra miembro prominente del grupo”, que bajo la dirección del jefe “coordinaba los envíos con intervención de sendos otros participantes que asumían distintas funciones en cada remesa ilícita”. Según el representante del Ministerio Público Fiscal, RC “aparece así como el alter ego del organizador, quien pone en práctica, en el marco preconfigurado por MS, el plan criminal y directivas generales impartidas por el mismo”.
Fuente: fiscales.gob.ar