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EL VOTO INDÍGENA SERÁ OBLIGATORIO

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Como una consecuencia, un resultado y un camino hacia adelante, el voto indígena va por aquello de nobleza obliga.

La perspectiva desde el actor político histórico conlleva a los profundos replanteos en cuestiones como explotación de recursos, impacto ambiental, territorialidad, diversidad cultural, respeto por la vida, igualitarismo, entre un infinito de cuestiones sin cumplir.

El voto indígena es identitario, antifascista y de extracción netamente popular. Incuestionable en su prístina raíz cultural, abarca la referencia más genuina de una agenda que no responde, ni se vincula con el poder económico mundial.

En sí misma, lleva debates urgentes como lo son las soberanías: territoriales, alimentarias, educativas y sanitarias de calidad con acceso gratuito.

» ES UNA OBLIGACIÓN MORAL VOTAR CON TU IDENTIDAD, TU IDIOMA, TU ORIGEN…ELEGIR A CANDIDATOS GENUINOS QUE COMPRENDEN EL IDIOMA QUE HABLÁS Y TU REALIDAD » Daniel Segovia Presidente del Consejo Nacional de Política Indígena.

Así se comprende que la alternativa que radica en el voto indígena es una cuestión superadora de los  modelos en danza, repetitivos y oligarcas del fascismo resucitado en Argentina que encuentran en sus referentes como Rodríguez Larreta, el gastado esquema de persecución ideológica. Basta con ello observar el proceder con hostigamiento hacia las familias de adolescentes en la CABA que participaron de la toma de los colegios.

La construcción política de un modo distinto y mejor de hacer las cosas, se viene anunciando con actos concretos que a conveniencia de los medios tradicionales, permanecen ocultos del bombardeo de mensajes con alta rotación en la prensa y por ende en las denominadas redes sociales. Citaremos aquí como muestra; la reciente concreción del 4to Congreso Nacional de Política Indígena en la que participaron legisladores, legisladoras, intendentes, consejeros, consejeras y la dirigencia perteneciente a los Pueblos Originarios.

El hecho que convocó a sala llena en el parlamento argentino en Buenos Aires, durante los días 26 y 27 de septiembre, puso en el escenario electoral, al voto indígena. Una herramienta para fortalecer la coherencia ciudadana entre lo que se elige y los que son elegidos al momento de las urnas.

Hay una movilización que por fin escapa de las garras del poder oligarca y se extiende a lo largo y ancho del territorio nacional, ante las inminentes avanzadas extranjeras y con la constante arremetida del cipayismo elitista. Sobre los recursos argentinos vuelan los carroñeros, por tanto, en la gestión de los mismos, urge garantizar la mayor participación popular posible y esa capacidad de movilización y fuego, la tienen los Pueblos Originarios.

El voto indígena no es una moda, no es mediático, ni amañado, imposible de copiar y manipular en los viejos corrillos del toma / daca, nace como un fruto que maduró a través de experiencias dolorosas, que está regado con la sangre de miles de indios y que madura en las necesidades humanitarias de sus comunidades. Trae los saberes ancestrales que llevarán a la sociedad argentina, hacia la recuperación de valores arraigados en un modelo capaz de fortalecer a la persona mediante el sentido de unidad.

No son emergentes sociológicos, ni fenómenos de la antropología, lo que se encamina hacia las urnas es la más profunda de las respuestas al clamor del pueblo argentino en sus horas más oscuras y con el fascismo criminal que apunta al rostro de cada uno de los que jamás perteneceremos a las élites y por tanto, jamás nos representarán en ninguna de las instituciones federales y republicanas.


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